Reflexiones Budistas

Algunas personas piensan en el budismo como una filosofía de vida más que como una religión. Sea como sea, el budismo ha transmitido durante miles de años mensajes sencillos que siempre podemos aplicar a nuestra vida.

“El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”
Estar expuesto a los problemas es algo inherente a vivir; sin embargo, convertir estos en desgracias supone mantener una buena actitud ante ellos. Somos responsables de nuestro sentir, no podemos evitar pasar por dificultades, pero sí podemos olvidarnos de sufrir si tomamos perspectiva con lo que nos está sucediendo.

“Cuida el exterior tanto como el interior, porque todo es uno”
Desconocemos el valor de cultivar el alma junto con el cuerpo porque nos hemos olvidado de que somos una unidad física y espiritual. Hemos descuidado nuestro equilibrio psicológico, nos hemos olvidado de poner a dieta nuestras emociones y de depurar la toxicidad que con el día a día encerramos

“No lastimes a los demás con lo que te causa dolor a ti mismo”
Llevar a la práctica esta máxima implica un gran conocimiento de nuestro yo interior, de nuestro yo externo y del conjunto de “yoes” que vivimos en comunidad, involucrando directamente a la empatía.

“No es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita”
El hecho de que necesitemos cada vez más cosas hace gala de la inseguridad y el miedo a la soledad y la incertidumbre que tenemos. Como hemos dicho en otras ocasiones, lo único realmente necesario para vivir es uno mismo. Comprender esto nos ayudará a conseguir una vida mucho más equilibrada con nosotros y con nuestro entorno.

“Para entender todo, es necesario olvidarlo todo”
Es necesario desaprender aquello que ha condicionado nuestra historia y nuestra vida. Otra frase budista que nos ayudará a comprender la trascendencia que esto tiene es: “en el cielo no hay distinciones entre este y oeste, son las personas quienes crean esas distinciones en su mente y luego piensan que son verdad”.

“Da, aunque no tengas más que muy poco que dar”
El agradecimiento y la generosidad son dos pilares clave de nuestra felicidad. Lo importante, además, es no dar lo que nos sobra, sino tener la bondad de compartir el pan aunque eso implique llevarnos un pedazo más pequeño a la boca.

“Alégrate porque todo lugar es aquí y todo momento es ahora”
Vivir conscientemente es otorgar valor al aquí y el ahora. Es decir, no sabemos dónde nos encontraremos mañana y el ayer nunca volverá. Por eso, debemos disfrutar plenamente de cada momento como si fuese el único.

“Más vale usar pantuflas que alfombrar el mundo”
Puede que luchar contra viento y marea sea un ideal romántico muy atractivo, pero muchas veces resulta innecesario e ineficaz. Más vale dedicar nuestros esfuerzos a lo que podemos cambiar que a lo que no, pues manejar nuestros recursos hábilmente será la única garantía de satisfacción.

“El odio no disminuye con el odio. El odio disminuye con el amor”
El odio engendra violencia e ira, lo que destruye nuestro mundo externo e interno. La única manera de contrarrestar el efecto del odio es amando. Si amamos y actuamos con bondad, dispondremos todo para que las flores vuelvan a florecer.

“Si puedes apreciar el milagro que encierra una sola flor, tu vida entera cambiará”
Cada cosa es única e irrepetible. En lo genuino y extraordinario de nuestro mundo está su mayor maravilla. Todo, absolutamente todo, es especial. Comprender que cada pequeño detalle es asombroso implica aceptar y valorar el mundo agradeciendo que cada instante es irremplazable. Y es que lo más maravilloso y sencillo de este mundo se encuentra en la sencillez de una flor, por muy pequeño que sea el lugar que ocupa en el universo.

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